Mtro. Milton Podkidaylo. A propósito de las Instrucciones del Año XIII. De un Uruguay unitario a un Uruguay federal… La democratización del poder



Mtro. Milton Podkidaylo.
A propósito de las Instrucciones del Año XIII.
De un Uruguay unitario a un Uruguay federal…
¿Cómo construir un Uruguay Federal
  a partir del Uruguay unitario que hoy tenemos?

la democratización del poder

Siguiendo con el tema planteado en los Cuadernos Renacimiento anteriores, el camino para construir una democracia integral pasa por democratizar el poder; que las instituciones del Estado dejen de concentrar el poder en Montevideo y tomar decisiones en forma centralista para que la toma de decisiones se haga por las mismas instituciones competentes pero en los niveles del territorio regional, departamental, municipal y local que corresponda.
Democratizar el poder es el camino para construir una democracia integral y el sueño federal de José Artigas para los orientales.
¿De quién depende “democratizar el poder”?
En la situación jurídica actual de nuestro país, la democratización del poder del Estado depende de la voluntad política de los gobernantes, que pueden efectivizarla a través de leyes, decretos y otros actos administrativos.
Simplemente, con voluntad política se puede democratizar el poder, descentralizar la toma de decisiones concentrada en unos pocos sentados atrás de un escritorio, mirando un mapa y números, alejados de las realidades locales y de la gente.
Simplemente con voluntad política, aunque no es nada simple porque son los propios grupos políticos asociados- presionados- dependientes de otros grupos de poder con intereses económicos- ideológicos- culturales los que están interesados en mantener el control del poder concentrado en Montevideo, en un Uruguay unitario.
Democratizar el poder significa dejar de tener el control del poder, significa perder el control de la toma de decisiones, significa “tener el sartén por el mango”, y ello implica que otros comienzan a tener poder, que pueden tomar decisiones, que “el sartén ya no les pertenece” y eso les quita la posibilidad de “dominar” a los otros.
Al final (y al principio) las “clases dominantes” de la época, contra las ideas de José Artigas, organizaron el Uruguay en un Estado unitario con la concentración del poder en Montevideo porque es la forma más “conveniente” para mantener su poder y seguir dominando según sus intereses y para su beneficio.