LA VACA DE CRISTINA...
La vaca de Cristina se veía inquieta
esa mañana.
Estaba en tiempo de parir... Pero algo
andaba mal...
La vaca se echaba... y se levantaba...
se volvía a echar y a levantar sin la tranquilidad que el momento requería...
- El ternero debe estar atracado - dijo Beatriz a mediodía.
A media tarde, Alejandro, agarró el
lazo y rodeando a la vaca la volteamos y le atamos las patas anteriores con una
de las patas posteriores...
Cristina sostenía la cuerda que ataba
las patas...
Beatriz, apoyándose sobre el cuello de
la vaca le agarraba las guampas para que no levantara la cabeza y se
levantara...
La vaca quería parir pero el ternero
estaba atracado y solo se veía saliendo, dos pezuñas y una parte de la cabeza
mostrando su boca y la lengua afuera...
- Está vivo - dijo Alejandro...
Y agregó Beatriz:
- Pero se está asfixiando... Mirá como está de lengua
afuera...
Alejandro, con el lazo, ató las patas
del ternero y comenzamos a cinchar... Algo más salieron las patas...
- ¿No es más fácil sacar primero las patas y después la cabeza, que sacar
todo junto? - pregunté yo...
La respuesta fue inmediata mientras
seguíamos intentando la parición...
- No. Tiene que salir todo junto.
Yo agarré las patas con mis manos y
cinché hacia fuera...
Alejandro presionó sobre la cabeza del
ternero estirando aún más el dilatado orificio de la angustiada vaca...
- ¡Salió! - dijo Alejandro cuando logró sacar afuera la cabeza del ternero.
- ¡Qué asco! - dijo Rody mirando la
cabeza y patas del pequeño que quería nacer...
Junto con Alejandro volvimos a cinchar
con el lazo y el cuerpo del ternero fue apareciendo lentamente a la luz del
sol, que lo recibía ofreciéndole su calor en tan precioso momento...
Siguiendo al ternero salió la
placenta...
Alejandro y Beatriz agarraron por la
cabeza al ternero recién nacido y le abrieron la boca para que le entrara aire...
- Está medio asfixiado...
- Sí, pero parece que va a vivir...
Un agitado
movimiento del cuerpo reveló que comenzaron a funcionar los pulmones,
recibiendo el aire como un aliento de vida...
- Ya respira... - dijo Beatriz al tiempo que intentaban con Alejandro
meterle la lengua adentro de la boca al ternero...
- Está todo mojado. - dijo Valentina, que miraba con ojos de asombro...
- ¿Esto es la placenta? - pregunté señalando sangre, líquido y algo
parecido a una bolsa rota...
- Sí; a eso después la vaca se lo come...
- dijo Cristina.
- ¡Qué asco!! - volvió a decir
Rody...
- Tiene la cabeza hinchada. - dijo
Beatriz.
- Sí pero igual es un ternero grandísimo.
- agregó Alejandro.
Luego desamarraron las patas de la
vaca y ésta, viéndose libre se levantó pesadamente y con parte de la placenta
aún colgándole...
- Después se le cae... Me dijeron...
Nosotros nos habíamos separado un
tanto del ternerito y yo me quedé un
rato más a mirar a la madre junto a su hijo recién nacido...
Lamiéndolo le iba secando esa capa
blanquecina que cubría el cuerpo del pequeño; más aún, le daba la bienvenida a
este mundo con el cariño que las madres dan a sus hijos...
Yo sentía una emoción que me llenaba
de gozo por haber participado, por primera vez,
de ese milagro que es ver llegar la vida...
y recibirla en
mis manos...