1 de Mayo, Día de los Trabajadores: el contexto histórico


Mtro. Milton Podkidaylo.
1 de Mayo… Día de los Trabajadores.
            Para entender por qué el 1 de mayo se conmemora el Día de los Trabajadores tenemos que tratar de entender el contexto en el que se generaron los hechos que culminaron con esa decisión.
            La Revolución Industrial, iniciada en las últimas décadas del siglo XVIII y consolidándose en la segunda mitad del siglo XIX, especialmente en Inglaterra y Estados Unidos, significó un gran cambio en todos los aspectos de la vida de la sociedad.
            A nivel social trajo la aparición de la clase “obrera” (el proletariado).
Sus condiciones de trabajo eran durísimas, con jornadas laborales extensas, en lugares insalubres y por sueldos miserables.
Esta situación es conocida históricamente en Sociología como la “cuestión obrera”.
            A nivel ideológico se elaboraron teorías que pretendieron explicar y/o cambiar esa situación de los obreros.
            Básicamente, esas teorías son el socialismo utópico, el socialismo científico (marxismo), el anarquismo, el sindicalismo y la teoría social de la Iglesia Católica.
            El sindicalismo es el movimiento por el que los obreros o los empleados de una rama determinada de actividad se asocian para obtener mejoras en las condiciones de trabajo.
            A partir de 1860 comenzó a registrarse un aumento en el número de sindicatos en los países industrializados y poco tiempo después, en 1864, se conformó la Asociación Internacional de Trabajadores (Primera Internacional) como forma de organización y fortalecimiento de los obreros ante el avance del capitalismo.
            En la Primera Internacional se produjo un fuerte debate entre anarquistas y socialistas en cuanto a la forma de cómo lograr una sociedad igualitaria.
            Los anarquistas (Proudhon y Bakunin) rechazaban la participación política por considerar que el Estado era un medio burgués para conservar el poder, por lo que proponían la agitación y la huelga como medios de lucha.
            Los socialistas (Marx y Engels) eran partidarios de impulsar la lucha de clases por medio de la participación política, creando un partido de clase que llegara al poder.
            Este debate y la derrota de la Comuna de París (intento obrero de tomar el poder en la capital francesa) hicieron que la Primera Internacional de disolviese.
            Después de ese fracaso, en 1889, se logró constituir la Segunda Internacional, de perfil socialista, que duró hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial, en 1914.
            En ese marco histórico (mucho más complejo que lo descripto), sucede el hecho conocido como el de “los Mártires de Chicago”.
            Uno de los reclamos principales de los obreros era el de “la jornada de 8 horas”.
            En 1886, la Convención de la Federación de Trabajadores de Estados Unidos y Canadá declaró que la jornada de 8 horas entraría en efecto el 1 de mayo, en contra de los poderosísimos grupos económicos industriales, sociales  y políticos que defendían el statu quo.
            El líder de la organización laboral “Caballeros del Trabajo de Chicago”, Albert Parsons, dirigió una manifestación de 80 mil trabadores a través de las calles de esa ciudad.
            Durante los días siguientes, 350 mil obreros de toda la Unión Americana se unieron iniciando una huelga que afectó a más de mil fábricas, provocando alarma entre los empresarios que veían el inicio de una revolución.
            Los anarquistas se unieron al movimiento y el 3 de mayo, luego de un acto, 6 mil trabajadores se dirigieron a la planta McCormik donde pronto llegó la policía matando a un huelguista e hiriendo a otros.
            Al otro día, el 4 de mayo, se convocó a una reunión masiva en el marcado de la ciudad a la cual asistieron 2500 trabajadores pero la policía los dispersó por la fuerza. En ese disturbio, una bomba mató a un policía y en la confusión posterior murieron siete policías y cuatro obreros.
            A partir de ese hecho las fuerzas policiales iniciaron una dura persecución a los anarquistas y a las organizaciones sindicales de todo el país.
            Ocho líderes sindicales fueron responsabilizados del estallido de la bomba y fueron enjuiciados por la muerte del policía: siete de ellos condenados a la horca y uno a 15 años de prisión.
            En noviembre de 1886 fueron ahorcados Parsons, Spies, Fischer y Engel; Lingg se suicidó en prisión; y Bielden, Nebee y Schwab lograron conmutar la pena de muerte por la de cadena perpetua. Este caso provocó un escándalo internacional y finalmente los tres sobrevivientes fueron liberados siete años más tarde.
            En 1889, durante el Primer Congreso de la Segunda Internacional Socialista se decidió que el 1 de mayo fuese el Día de los Trabajadores.
            En nuestro país, la primera conmemoración no oficial del 1 de Mayo se registra en 1890 aunque la oficialización de la fecha en el Uruguay se produjo durante la segunda presidencia de José Batlle y Ordóñez, haciéndose efectiva en el año 1916.

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