Crisis Económica y Educación
Por Marcelo Albornoz
“La crisis mundial es una buena oportunidad para replantear y promover algunas teorías y contenidos educativos de carácter socio económico como: Economía de Mercado vs. Economía Social, Educación Pragmática vs. Educación en Valores.
La crisis económica mundial que azota principalmente a Europa y EEUU, aunque ello no implica que nuestro país esté absolutamente exento de sus alcances nos tiene que brindar una serie de aprendizajes.
Solo para enunciar algunos, mencionamos la importancia de consolidar el bloque regional que en estos últimos años constituyó, primero el MERCOSUR y posteriormente la UNASUR, proceso de institucionalización política que debemos profundizar.
Otro de los aprendizajes pasa por valorar las medidas más planares, heterodoxas y autónomas que venimos adoptando…
El solo hecho de vernos reflejados a través de los actuales indignados (norteamericanos y europeos) en lo que fue nuestra crisis del 2001/2 y de la manera en que salimos, es todo un aprendizaje social y capital que debemos preservar.
Todos estos hechos son producto de una enorme crisis del capitalismo financiero, que de manera infructuosa y equivocada trata de salvarse así mismo en detrimento de las personas y sus pueblos.
Lo que está sucediendo desde el año 2007 es el principio del fin de la sociedad del consumo y la especulación financiera.
Zigmunt Bauman diría “las consecuencias humanas de la globalización”, entre ellas destacamos la exacerbación de la faz humana hedonista y utilitarista que a través de la figura del Shopping como templo del consumo, crea distintos lugares y estereotipos, inclusive los no lugares y los espacios vacíos.
Siguiendo aquellas categorizaciones, los primeros desalientan todo tipo de presencia y permanencia prolongada. Si bien no la evitan, la toleran a través del vaciamiento de todo tipo de subjetividad idiosincrática, en definitiva, nos masifican y cosifican para aceptarnos.
Por el contrario, los no espacios son lugares sobrantes y por lo tanto vacíos de sentido para aquel pensamiento económico hegemónico. Guetos urbanos, Villas Miseria y Barrios Bajos, espacios y lugares para el disciplinamiento y la exclusión.
Lo precedente es solo un recurso literario para destacar un indicador del fenómeno financiero mundial, o sea nuestra degradación humana como meros consumidores.
Pero ello no debe sorprendernos, ya que por la enseñanza de distintos autores, sabemos que la globalización provocó, entre otras cosas, el fin del Estado Benefactor y su reemplazo por el Estado del Consumo a través de la transnacionalización de la economía.
Ante ello, como ante toda situación de crisis tenemos una oportunidad y esperanza de la mano de la educación.
La educación y la cultura forman para nosotros los educadores, la superestructura simbólica donde con mayor potencia podemos operar y actuar. ¿Cómo?
En primer término, adoptando el principio enseñado por el profesor Gustavo Cirigliano que sostiene: “Todo Proyecto Nacional determina el sistema educativo congruente y da origen a expresiones culturales singulares y propias, como igualmente, prescribe los modelos sociales “. Si bien son varias las medidas que desde allí se pueden adoptar en esta oportunidad brindamos como ejemplo el hecho de promover reformas a los actuales planes de estudio que se dictan en distintas universidades (públicas y privadas) referidas principalmente a las carreras de Administración y Economía. Carreras y profesiones marcadas con una profunda impronta ortodoxa y monetarista.
O algo más llano y concreto como resulta el hecho de enseñar e incluir en los actuales planes de estudio la enseñanza de todo lo relativo a la Economía Social.
A propósito nos preguntamos ¿Por qué han tenido y tienen tan poco espacio las enseñanzas de temas como Mutualismo, Cooperativismo y Micro emprendimientos?
Contenidos “incomprensiblemente” invisibilizados...
Recordemos que su origen se remonta a por lo menos a los Pioneros de Rochdale en 1884 .
Ahora bien: ¿Si debemos formar y educar en valores, por qué omitimos o relativizamos éstos?
Si el cooperativismo representa una forma de organización económica superadora del individualismo a través de la enseñanza de la ayuda mutua y la solidaridad, insistimos, por qué no enseñamos las teorías de Robert Owen, Saint Simon y Mohamed Yunnus.
Si esto resultase pedagógicamente osado, por lo menos enseñemos a Joseph Stiglitz y Paúl Krugman.
Recordemos que Juan Pablo II en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz en el año 2000, sostenía: “los estudiosos de la ciencia económica, los trabajadores del sector y los responsables políticos deben advertir la urgencia de replantear la economía, considerando por una parte, la dramática situación de pobreza de miles de millones de personas, y por la otra, el hecho de que a las actuales estructuras económicas, sociales y culturales, les cuesta hacerse cargo de las exigencias de un auténtico desarrollo”.
Entonces y dado aquello, pongamos el acento en la enseñanza de esos valores.
Para finalizar, recordemos que la empresa privada es agresivamente competitiva e individualista.
Por otro lado, en algunas ocasiones políticas, la empresa estatal se torna fría y autoritaria.
En resumen, la economía del siglo XXI debe ser más social y mixta, requiriéndose para ello la enseñanza de la misma desde un nuevo paradigma en donde el Estado promueva activamente el interés del Bien Común a través del desarrollo social y humano integral y para ello, nuestro aporte para su aplicación educativa se torna congruente con un modelo de país productivo e inclusivo.
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“El cooperativismo representa una forma de organización económica superadora del individualismo a través de la enseñanza de la ayuda mutua y la solidaridad”
Promover la enseñanza cooperativa en todos los niveles es la tarea…
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