Yo me preguntaría y plantearía las siguientes preguntas:
¿Cómo estoy educando a mis hijos?
¿Qué valores inculco a mis hijos?
En la vida cotidiana, todos los días…
… ¿Qué le permito y qué no le permito?…
… ¿A qué dedica las horas del día y de la noche… con quién… dónde… con qué… cómo?…
… ¿En qué cosas colaboran en la casa? ¿Hacen su cama? ¿Ordenan su ropa?
… ¿Colaboran con los padres? ¿Pasan ratos juntos? ¿En qué actividades?
Pregunto esto porque es en la vida diaria, en las cosas que hacemos todos los días, es donde los niños y los adolescentes y todos vamos formando nuestra personalidad y estilo de vida que nos marcarán para siempre…
Pregunto esto porque son en estas cosas de todos los días que nuestros hijos aprenden lo que aprenden, para bien o para mal, de nosotros y de ellos…
Pregunto esto porque en sus respuestas está la respuesta a las preguntas que hacía más arriba:
¿Cómo estoy educando a mis hijos?
¿Qué valores inculco a mis hijos?
Sin dudas, también tenemos que tener presente que la vida ha cambiado, que los tiempos y las oportunidades son diferentes para nuestros niños y adolescentes respecto a las oportunidades que tuvimos nosotros, los que ahora somos mayores…
No podemos pretender educarlos a ellos como a nosotros nos educaron…
No podemos pretender que vivan su niñez y adolescencia como la vivimos nosotros para que vivan como nosotros…
Quizás por esto mismo es que nos vamos al otro extremo y acuñamos las famosas frases:
“Yo no quiero que mis hijos pasen, los trabajos y carencias que yo pasé”…
“Yo quiero darle a mis hijos todo lo que a mí no me pudieron dar mis padres”…
Y entonces les damos todo, le permitimos todo…
… Suponiendo que con eso van a ser felices…
Quizás en eso es que estamos fallando al educar a nuestros niños y adolescentes…
Les damos todo… Les permitimos todo…
Se están criando en una cultura del consumo y desperdicio… uso y tiro… rompo y compro otro…
… el dinero, el agua, la comida, la luz, la ropa, los juguetes, el celular, etc.
Se están criando en una cultura del “dame y cómprame”… “quiero y quiero”…
… a lo cual accedemos…
… para que “no se frustren”…
… para que “no se sientan pobrecitos”…
… para que “no nos digan que somos malos padres”…
Quizás por eso es que es tan difícil encontrar padres e hijos conviviendo como una familia en un hogar…
Quizás sea allí donde se está fallando al educar a nuestros hijos y adolescentes…
Quizás sea allí donde debamos empezar a cambiar la manera de educar a nuestros hijos y adolescentes…
… Porque es muy difícil encontrar padres e hijos conviviendo como una familia en un hogar…
Educarlos en valores y responsabilidades… con el ejemplo cotidiano, todos los días…
Generarles el hábito de ser agradecidos por lo que reciben todos los días…
Hacerles saber que todo cuesta, el dinero, la ropa, el celular, etc. y que para tenerlo hay que ganárselo con trabajo (aunque más no sea haciendo mandados), colaborando (aunque más no sea haciendo la cama, ordenando la ropa, poniendo la mesa)…
Hacerles saber que asistir a la escuela o al liceo no es una obligación sino un compromiso con su propia vida y que de la responsabilidad con que cumplan ese compromiso, dependerá su calidad de vida futura…
Cada uno sabrá cómo educar mejor a su hijo…
Luego, cada uno no puede eludir la responsabilidad de esa educación que le dio a su hijo…
Por eso volvemos a preguntarnos lo del principio:
¿Cómo estamos educando a nuestros hijos?
¿Qué valores inculcamos a nuestros hijos?
… en la cotidiana, en las cosas simples de todos los días…
Porque así es la sociedad que estamos construyendo hoy…
Así es la sociedad que estamos construyendo para el futuro…